sábado, 6 de agosto de 2011

la casa II


Hace unos días recordábamos con dos de mis hermanos la vieja casa. Hasta trazamos una especie de plano de cada lugar.

A veces pienso que un gran invento sería algo que pudiera captar imágenes de nuestra mente, antes de que el tiempo termine borrándolas. Hoy en día, las de mi casa, son una especie de fuera de foco tenue y cálido.

Los tres fuimos recordando lugares, anécdotas, reimos con muchas de ellas, algunas de las cuales, quizás, sean contadas en este espacio.

Repasando la casa llegamos al fondo, a la plaza con sus canteros y su fuente, a la glorieta.

Recordamos cómo nuestros amigos del barrio utilizaban siempre el "el portoncito del costado" para entrar a casa. Es que era el camino más directo hacia el patio, de allí cruzar el hall y desembocar en ese fondo tan amplio y con tanto espacio para jugar y ni hablar de escondites!!!

Entonces, dentro de nuestros recuerdos, surgió ese lugar...
"Se acuerdan de esa especie de habitación, con portón de hierro? Era una especie de galpón".
"Si, nunca entrábamos ahí, teníamos miedo, no recuerdo por qué".
"Se acuerdan que siempre estaba cerrada con un candado? Y cuando tratábamos de mirar por el vidrio estaba todo oscuro... Y la sombra que vimos aquella vez?"

Recordé entonces esa sombra recurrente, que cruzaba por las noches el patio, cruzaba el hall rumbo al fondo, e ingresaba a esa habitación, donde nadie más podía entrar.

Dudé si era mi imaginación de niña, ropas gastadas de color oscuro, encorvado y con una bolsa de arpillera a la espalda, clásica descripción del "viejo de la bolsa", otro de esos mitos, como el de "la solapa" del cual ya hablé en este blog y con los cuales los mayores solían asustarnos.


El tema quedo allí, hasta hace un par de semanas, cuando Gus, mi hermano mayor, el que guarda más recuerdos de nuestra infancia, estuvo de visita.

Estábamos en el paseo a "La manzana de las luces", cuando vino a mi mente la casa, y le pregunté:

"Te acordás de la habitación del fondo? Esa que parecía un galpón y siempre estaba cerrada? Le teníamos miedo, no recuerdo bien por qué".
Se rió y me dijo:
"Era por el "Tungo", así le decían al linyera que venía a la tardecita a dormir. Las tías Miranda le abrían el portoncito del costado, y el viejo entraba e iba directo al fondo. En un momento determinado no apareció más, seguramente se murió, pero no recuerdo bien en que momento fue, solo se que después fue cuando abrieron el galpón."

Me sonreí y me pregunté, cuántas otros tantos recuerdos de niña irán aflorando súbitamente, y cuántos otros quedaran en el olvido.

viernes, 5 de agosto de 2011

LP1

Así se llama lo último de Joss Stone, chica nacida en un lugar adorado por mí, Dover, y que tuve oportunidad de conocer un tiempo atrás.
Disfrutable este álbum, mucho, al punto de que me haya acompañado estas dos últimas semanas.
Más allá de las críticas sobre letras no tan profundas, la voz de Joss logra superar todo, hay tanta gente mediocre que exige de otros lo que nunca podrá alcanzar.
Me encantó esta crítica, la cual comparto:
http://mbsmusicos.com/blog/2011/07/27/joss-stone-lp1/
Algo del link, sé que pocos van a un link
"No, no es un simple LP lo que saco Joss Stone, es un disco con una duración de exactos 40 minutos. Tampoco hace referencia a la ciudad de las diagonales, ni es el nombre de alguna nueva nave espacial norteamericana. Es una vertiginosa forma de decir miren lo que soy capaz de hacer en solo seis días de grabación, soquetes. Miren de qué manera expongo mi potencia, con baladas, con canciones más rockeras que de costumbre, observen y escuchen como me conecte con estos músicos oriundos de Nashville, Estados Unidos. Perciban con que pureza liquido 10 canciones y escupo toda mi energía sexual fluida en un santiamén, y de manera clara le meto mis sentimientos más recientes."

Joss Stone, y LP1, es, puro sentimiento y talento, además de belleza.



miércoles, 3 de agosto de 2011

Julián

El lunes salí como siempre del trabajo, caminé las poco más de 6 cuadras que me separan de la entrada de San Martín de la estación Florida del subte "B". A veces me abro y voy por Florida, pero si vas apurado, la "saladita" corta mucho el ritmo, y el lunes quería retomar el gimnasio.

Cuando llegué a la puerta de ingreso, estaba cerrada, pasa, a veces, que cierran esa boca y tenés que ingresar por la de Florida. Hice la cuadra restante hasta la otra boca, y nuevamente cerrada. "Qué pasó?" Le pregunté a la gente que ahí estaba parada. "Un accidente", me dijeron.

Salí bufando, molesta porque debía volver sobre mi camino hasta 2 cuadras de mi trabajo, por donde pasa el 26, pero no me copa tomar el cole, demora mucho, y más con corte de subte. Llegué a mi casa malhumorada y sin ganas de gym, y puteando al subte, que siempre viene lleno o demorado, o retrasado.

Pero hay algo de lo que siempre disfruto en el subte, y es de sus músicos. Toda mala onda se pasa al escuchar la música que artistas anónimos y muchas veces excelentes, quienes laburan "a la gorra" nos brindan.

Julián es uno de ellos, a quien con enorme gusto he dejado mi humilde contribución muchas veces, preguntándome como un tipo con tanto talento está tocando en un subte.



Hoy viajé como el tujes, nuevamente, en el Subte B. Ningún artista callejero subió, seguramente porque venía demasiado lleno.

Fui al gym, volví, y comencé mi rutina de los miércoles, llamar a mi hermana, llamar a mamá, ahí aprovecho y charlo con mi little brother, quien cena todos los miércoles con "la vieja".

Charlamos cotidianeidades con mamá, mi hermano intercala comentarios gracias al "manos libres", y surge entonces el clásico tema del subte.

"Si, viene con problemas esta semana, un desastre".
"Me dice tu hermano que el lunes una formación arrolló a un músico".
Me angustio, los conozco a todos, los disfruto enormemente, casi a diario.

Dudo en preguntar, sé que sea cual sea la respuesta me conmoverá.

"El violinista", se escucha, por la voz de mi hermano..

Julián, se llamaba. Nació en mi Provincia, Entre Ríos, en Concordia, la ciudad donde nació mi papá.

Dicen que quiso cruzar la vía en Malabia, después de deleitar con su música a muchas Caias y Caios, seguramente para volver al centro, ese horario es el de mejor recaudación.

Dicen que muchos músicos y vendedores ambulantes de la B suelen bajarse y subirse en Angel Gallardo... de ahi cruzan al otro anden por el final de la estación..

Dicen que, quizás, Julián no pudo bajarse ahi, quizás porque le estaban dando unas monedas, y siguió una más: Malabia, donde al final de la estación hay una curva brusca que no permite ver si viene un tren...

Dicen que era un gran músico, y una buena persona. Julián San Miguel, era su nombre.



Ya no estoy malhumorada, sólo estoy triste...

Un tributo a esta gente con tanto talento y sin oportunidades, como tantos otros en esta vida.



Mis favoritos siempre: el gaitero, la chica del chelo, el violinista.. 3 instrumentos cuyo sonido amo.

domingo, 31 de julio de 2011

Sentimientos




En algunos países esa fue su traducción, "Map of the human heart", es, mucho de eso pero también de muchas otras cosas.

Película filmada por Vincent Ward, allá por 1992/1993, es una película que conmueve de principio a fin, como Ward nos tiene acostumbrados, ese neozelandés empeñado en mostrarnos en sus películas ese límite tan fino, y tan efímero a veces, que existe entre la vida y la muerte, en este caso va también a otro tema tan difícil de sobrellevar: el sentido de pertenencia.

La película toca tantos temas crudos como hermosos: la discriminación, las raíces, las costumbres, el resguardar los orígenes, la felicidad, la pasión, la crueldad, la traición, y por supuesto, el amor.

Cuando Avik, ya viejo, al inicio de la película, le dice al cartógrafo, que alguien como él, mucho tiempo atrás, le cambió la vida, dice una gran verdad, lo que es muy difícil de saber, aún viendo la película hasta el final, es si, ese cambio, fue para bien o para mal.

Las fantásticas escenas en el paseo por la cúpula del Royal Albert Hall, los maravillosos pasajes del sanatorio para tuberculosos, las terribles escenas del bombardeo a Dresde, Avik tratanto de pertenecer a su pueblo esquimal, pero a la vez sintiéndose una maldición para ellos, la muerte de su abuela.. tantos, tantos pasajes conmovedores de una película "moving" de principio a fin.

El título original, pero también "sentimientos" son los calificativos más precisos para esta hermosa, triste, cruel, dura, hermosa, historia, escrita por el mismo Vincent Ward y Louis Nowra. Producción canadiense, con excelentes actuaciones, tanto de los chicos que interpretaron a Avik y a la hermosa Albertine de niños, como a los que lo hicieron de mayores: Jason Scott Lee, la exquisita Anne Parillaud, y el bueno al inicio, el traidor después, un gran actor bastante underrated: Patrick Bergin.

Con perlitas en el cast, como John Cusack, la gran Jeanne Moreau y Ben Mendelsohn, en una historia tan cálida como triste, "Mapa del Corazón Humano" es eso, los caminos que la vida marca en nuestro corazón.