miércoles, 16 de febrero de 2011

La Pepa

Papá era bichero por naturaleza.. momento! a no malentender, mamá es muy bonita, quiero decir, que papá era de juntar cuanto bicho anduviera por ahí y llevarlo a casa.
Así fue como por la antigua casona de calle Carbó, pasó toda especie de la fauna silvestre entreshiana, incluyendo un guasuncho.



En otra oportunidad llevó un par de corderitos para la cena de fin de año, los bichitos crecieron y se convirtieron en dos enormes ovejas que se ocupaban de cortar el césped. Era muy raro verlas por el fondo, con mi caniche negra siguiéndolas, parecían familia.

Algo similar pasó con un par de lechoncitos, el problema fue cuando se escaparon y comenzaron a correr por toda la casa, y todos detrás tratando de agarralos, con poco éxito, por cierto, pero fue muy divertido.

Los culpables, un poco, de que los bichitos no tuvieran el final esperado éramos nosotros cuatro, cada vez que papá amagaba a sacrificar o vender alguno, armábamos manifestación y frustrábamos la operación. Uno de los momentos más recordados fue cuando se vinieron a llevar a los patitos y los dos mayores se fueron de casa, los encontraron a unas 4 cuadras muy asustados, la mayor no tenía más de 7 años.

Pero de todos los bichos que habitaron la casa, la mascota favorita de papá era la Pepa, ave exótica, cuya foto similar me costó horrores encontrar en la net, pero que aquí tenemos. Juro que es casi igualita, diría que la reencarnación mesma, excepto por el cartelito:



El tema es que la Pepa y Papá eran inseparables, el bicho lo adoraba y no permitía que nos acercáramos, la muy guacha empezaba a los picotazos y salíamos los cuatro corriendo.

Alguna vez traté de ganar su confianza, y enfundada en un pullover en pleno verano, acerqué mi brazo y la tipa dio un par de pasitos y se subió. Al principio pensé me la había ganado, pero la muy ladina, luego de ponerme ojitos dulces empezó a los picotazos haciendo un lindo agujero en mi pullover. Otra vez, tuve tanta mala suerte que el cajón de los cubiertos se me cayó en el pié. Hablo de esos cajones de madera maciza. Estuve unos días rengueando, situación que el maldito bicho aprovechaba para correrme, bah.. semi volaba, como hacen las cotorras, que es lo que en realidad era, aunque ella tuviera aires de pavo real.

Algo que era infaltable en la rutina de mi Papá, era el café después del almuerzo. Tomaba el café marca Bessone, recuerdo la lata, yo se lo preparaba, era café soluble. Yo ya conocía cómo le gustaba, así que lo batía mucho hasta que quedaba color dulce de leche y después se lo servía, eso garantizaba la espuma.
Papá se sentaba a tomar el café en un sillón, con un cenicero de pié de bronce al lado, y arriba del cenicero se ubicaba.. sí, la Pepa. Lo que más le gustaba a la cotorra era esa ceremonia, era como compartir con mi viejo el café, cosa que de hecho hacía, ya que cuando Papá lo terminaba, dejaba un sorbito y horror!! se lo daba a la lora!!!

Contrario a lo que se pueda pensar, la Pepa no murió por sobredosis de cafeína, sino por ambiciosa. Un día la encontramos patas para arriba, al lado del cajón de los sifones. El billete para el sodero estaba todo masticado, era verde, como ella.

10 comentarios:

  1. jajajaaja
    jajajaja

    la risa es de disfrute!
    me encantó leer esta historia de costumbres, querencias, animalitos y familia.

    un encanto!
    un minuto de silencio para pepa!

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  2. Qué linda infancia evocás, qué buena historia y qué bien contada, Bryn. Placer leerte aquí de nuevo.

    (De paso desasname y decí quesloqué un "guasuncho".)

    Saludos.

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  3. Qué linda historia, che! Muy muy buena, sobre todo porque tengo ese mismo espíritu bichero de juntar cualquier animal... patos, teros, chanchos, ovejas, perros, gatos, lagartos, víboras, cobayos, cotorras, loros y todo pero todo! jajajaja!

    Qué lindas imágenes las de Pepa!

    Beso

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  4. Me encanta cómo contaste todas esas historias de animalitos, las imágenes de tu infancia, la relación de tu papá con la Pepa...
    Me imagino a la lora tomando su traguito de café, qué consentida, ja ja
    Me dio cosita al final, que triste muerte, aunque me hizo reír tu conclusión.
    Las infancias tienen que ser compartidas con mascotas, sinó son incompletas.
    Un abrazo.

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  5. Bienvenida nuevamente! Linda historia.!
    Dos cosas: como era la relación de Pepa con tu mamá?
    Me gusta más esta foto de los sifones que la que yo puse.
    Un beso

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  6. Bien, la otra vez te despediste en mi blog para nunca màs volver, veo que no es asì, no hago preguntas, no soy de la policìa ni de la Afip, y ser discreta es, creo... una de mis pocas virtudes, solo es bueno saber que volviste y estàs bien, los porque son tuyos y de nadie màs.

    Siempre he querido tener una lora o un lorito para enseñarle a decir malas palabras, tambièn un tucàn o un papagayo, pero no se puede, me encantan eso bichos.

    Tenia un novio hace muchos años que la madre tenìa un loro, y el padre los habia abandonado, el loro quedò con la muletilla que le habìa escuchado a la madre:

    " ROberto volveeee " y habìan pasado como màs de 10 años y el loro seguia con el mismo tema.

    Te mando un beso, espero que todo este bien.

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  7. jaaaaaaaaaaaaaaaaaaa me encantó!
    la historia digo, no que se haya muerto la Pepa.
    Muy bien contado el cuadro familiar y la ceremonia del café, si hasta casi pude ver a tu papá.
    Me acuerdo del café Bessone ¿no venía en una lata dorada con cartel rojo y letras blancas?
    beso grande

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  8. Alelí:

    Pobre Pepa! Pero era mala mala!!

    Rob:

    Qué bueno que te haya gustado la historia, los "cuatro" tenemos muchos recuerdos de esas épocas.
    Guasuncho o guazuncho, es un tipo de ciervo chiquito que habita mi provincia natal, son petisitos y adorables como yo :).

    Pablo:

    Qué bueno! También sos de juntar bichitos? Me encantan todos los que nombraste excepto las bichas (me toco).

    Marina:

    A decir verdad, a pesar de que la Pepa era retobada nos dió cosita cuando se murió. Eso sí, los chicos del barrio (medio barrio se la pasaba en mi casa jugando, una casa de media manzana digamos que se prestaba para la aventura) celebró, jaja! La Pepa no sólo nos martirizaba a los 4, también a todos nuestros amigos.

    Dany:

    Qué bueno le guste la historia, a Mamá la lora la respetaba, sabía que con ella no se podía hacer la viva.
    La foto mía de los sifones es más linda que la que subió usted a su blog, sí, es que ésta la saqué yo :).

    Juana:

    No me mande a la Afip, plis, de todos modos hago mi DDJJ de Ganancias y Bienes Personales rigurosamente.
    La Pepa no era muy habladora, según recuerdo. Pobre mujer, con el tiempo habrá querido asesinar al loro!

    Condesa:

    En el fondo a todos nos da pena la pobre Pepa. La lata tenía rojo, y me parece que dorado también.

    Un beso a todos y me alegra que les haya gustado el recuerdo :).

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  9. hermosos recuerdos! que linda historia, me hizo sonreir, a mi tambien me gustaba juntar bichos (confieso q sigo con la costumbre, y de cualquier tipo :S )
    jajaajjaaj

    espero q estes muy bien:)
    beso enooorme

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  10. Clau

    Bueno niña, nosotras tenemos bastantes coincidencias, no? Una más.
    Besotes!!

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