martes, 26 de julio de 2011

Taipei


Recuerdo haber pasado horas con partidas del taipei, allá por esos tiempo cuando los monitores eran de "fósforo blanco", y el windows apenas estaba transitando su tierna niñez.
Me encantaba, eran épocas complicadas en el amor, mis primeras partidas.
Al jugar al taipei, no podía evitar pensar en ese viejo refrán: "Afortunado en el juego....", e intentaba, inútilmente, sabotearme y pensar que quizás, las cartas no estaban dadas de la forma más fácil y que al final de la partida perdería sin proponérmelo y que, en la partida que realmente me importaba, el supuesto caballero sabría ver ese brillo aparentemente oculto en ese peón...
Pero no, usualmente ganaba, siempre en el juego, obviamente.
Por estos días he vuelto a jugar a un Taipei moderno, ya no soy tan supersticiosa, o quizás, la vida me ha enseñado que hay cosas que nunca se encuentran porque no es tan fácil verlas, por eso juego libremente, y sigo ganando, obviamente.

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