Historias - MDQ - 6ta Parte

Los días transcurrieron más o menos iguales, playa a la mañana, almuerzo, playa por la tarde, de noche alguna salida corta, al enano le daba nonis y nos volvíamos. Algunas noches nos ibamos con Nat y K a la playa a hacer la gran "The OC" en la casilla del guardavidas mientras tomábamos una cerveza o un helado. Así fui conociendo la historia de K., su temprano matrimonio con alguien bastante mayor debido a que ella quedó embarazada, sus 3 hijos, su separación, su actual relación con alguien de su pasado, una asignatura pendiente previa a su ex-mujer, y a quien había reencontrado ahora, siendo "libre", y que lo tenía de la cabeza pero ella era una chica "bien" y no lo blanqueaba, y eso le dolía a K. mucho.


Nat era su consejera, su amiga, le decía cuando contestar un mensaje de ella y cuando no, y cuando lo hacía, Nat le adelantaba cual iba a ser la respuesta de "su chica", como una supuestamente conocedora de la psicología femenina que es Nat.
Lo que me quedó claro en esos días fue que K. no sentía nada por Nat más que amistad, y que si pasaba algo era sólo por "necesidad", del lado de Nat, pensé quizás lo mismo, aunque no entendiera en ese entonces ese tipo de cosas.

También le enseñé a un pequeñín lo que es disfrutar de la arena y el mar. El primer día de playa el enanito no quería pisar la arena, el padre, enojado, se preguntaba cómo su hijo había pasado un mes con su madre en Brasil sin pisar la arena, y trataba de obligarlo a pisarla, pero con poco éxito. Tuvo que alzarlo para llegar cerca del mar, donde armamos sombrilla, estiramos lonas, y establecimos campamento. El enano no se movía del centro de la lona, no quería ni ser rozado por esa cosa color... arena. Agarré un moldecito y empecé a ponerle arena húmeda, lo di vuelta sobre la lona y le dije: mirá: un pescadito, te hago una tortuguita? Le encantó, le hice la tortuguita, seguimos con otros moldecitos, por ahí le digo: hago un castillo? "Dale!!", me dijo. Comencé a hacerlo y se acercó, ya sus patitas estaban en la arena, al rato sus manos, poco después ya me estaba ayudando con el castillo, cuando le dije: "tenemos que buscar caracoles para adornarlo!" dudó un instante, pero fue, acompañado por su papá, quien me dijo bajito un "Gracias!". Al final de la tarde el enano disfrutaba del sol, de la arena, del mar.



A pesar de que todo estaba un poco más tranquilo, mi decisión estaba tomada: no me iría el jueves con N, sería demasiado evidente, pero el martes siguiente al mediodía, poco más de una semana después de comenzar esas vacaciones me volvería a Buenos Aires, dejando a Nat y K. solos por.. 4 días?

Edito y agrego de regalito y para disfrutar, este tema que comentó Pablo en un post anterior (el de los puntos sin comas!!), de una banda que me encanta