domingo, 23 de septiembre de 2007

Julio Artucio = Cine

La charla podría haber comenzado por cualquier lado, pero empezó así: “Cierta parte de la sociedad tiene el mal de la cinefilia”.
—¿Cómo es eso?
—Es la que crea mitos alrededor de cosas que se transforman luego en errores históricos. En Argentina se endiosó ciertos tipos de obras y condenó a otras. Y nunca abrió. Uno hablaba con gente de un sector, y podía defenestrar a todo el cine norteamericano o hollywoodense, excepto Wells. Pero era porque desconocían un montón de otro cine. Estaban los que veían clásicos estadounidenses, incluso serie B. Y de la otra vereda, sólo clásicos europeos. A partir de eso, se construyen mitos alrededor de directores pero que luego no pueden sostener porque no conocen otras cosas. Pongamos un ejemplo: Kurosawa. Nadie niega su capacidad y su talento, pero dentro del cine japonés y de su mismo periodo hay otros directores que están por sobre él. Pero como no los vieron, a los tipos se les acaba el recorrido y los argumentos”.
Y para ampliar, Julio se refiere al mito de la originalidad y lo novedoso.
“Las historias ya se dijeron todas hace mucho tiempo. Las cosas que aparecen como nuevas ya fueron nuevas hace rato. El tema es cómo lo haces. Porque si un guión dice: ‘Un grupo de vacas sale del establo’ ¿cómo se filma esa frase? Hay múltiples formas. A mí me fascina el lenguaje de un Bela Tarr, que puede hacer 15 minutos de toma con las vacas saliendo del establo.
—O sea en tiempo real.
—Claro, la película dura siete horas y cuarto. Es decir que a vos como espectador te queda aceptar o no su ritmo. Tarantino al filmar Perros de la calle toma la historia de Ciudad en fuego de Ringo Lam y hace una especie de remake. Y cuando la termina comienza a borrar los rasgos originales y la deconstruye, quitando algunas escenas que la acercarían demasiado a la de Lam.
Otro caso: Pulp fiction sería una película del montón si la armamos en forma lineal, cronológicamente. Lo interesante es justamente cómo está armada.

La publi comecabezas
Como buen cineasta formado y que necesita comer, Julio también trabajó en publicidad.
“El mundo de la publicidad en Buenos Aires es cruel y desgastante. Los tiempos son tremendos porque la jornada de trabajo se sabe cuándo empieza pero no cuándo termina. Y no digo a qué hora sino qué día. Y no por nada –sin ser fatalista– un par de los mejores directores de fotografía que tuvimos fallecieron muy tempranamente: Bielisnky y Bender. Los dos se fueron antes de los 50. El estrés al que te someten es fatal. Yo pasé buenos momentos y es cierto que se gana muy bien, por eso los técnicos quieren trabajar en publicidad. Hay directores que vienen de ahí: Puenzo o Sorín, para hablar de dos conocidos. En la televisión pasa lo mismo, son 12 o 16 horas de grabación porque los actores tienen tiempos limitados, entonces hay grupos técnicos dobles: unos hacen interiores y otros exteriores. Es un clima febril y termina desgastando prematuramente a todo el mundo. Por eso el cine en condiciones normales es casi un lujo. Porque además, en líneas generales, se trabaja bajo sindicato.
Yo recuerdo estar filmando publicidad el 20 y 21 de diciembre de 2001, cuando la ciudad ardía. Y fue durísimo. En ese sentido, la docencia me dio un poco de tranquilidad y gané experiencia. En el 97, a través de una beca, viajé a Barcelona y allá me tocó hablar ante 150 personas. Y me gustó, porque con los alumnos se da una relación muy interesante. Por supuesto, a veces tenés grupos muy buenos, otros regulares y otros que tenés ganas de preguntarles qué están haciendo sentados en ese lugar perdiendo el tiempo”.
Si bien su tesis fue sobre sonido, también su preparación incluye historia del cine y trabajó durante tres años en La Pampa con un grupo, el cual produjo 18 cortos. Por cambios políticos, al poco tiempo se tuvo que bajar del proyecto.
“De algún modo, ese mismo proyecto es el que ahora está funcionando en el Instituto Audiovisual de Entre Ríos. Lo empezamos con Luis Cámara y así se fue conformando la coordinación de un movimiento. Y es un poco lo que quiere el Instituto, descentralizar la actividad y darle impulso en las provincias. Aun cuando la actividad está centralizada en Paraná, se les permite venir a todos los chicos de otras localidades para este curso de capacitación que estamos haciendo. Y la verdad es que hay muchos grupos trabajando fuerte en la zona y sectores muy organizados generando proyectos constantemente. En La Paz, Colón, Crespo, Concepción del Uruguay, Villa Elisa hay actividad, en una provincia sin tradición audiovisual.

¿Para quién canto yo entonces?
“Las cadenas de exhibición están en manos de corporaciones estadounidenses. Eso quiere decir que por más cine que produzcamos, si no tenemos dónde proyectarlo son latas guardadas en anaqueles. Película argentina que se estrena dura dos días en cartel, se las cajonea presionadas por las distribuidoras y viene un tanque con pochoclo a tomar las salas. De todos modos, las películas que se filman no deberían olvidar un detalle: del otro lado hay público. Y el público no sabe qué se le está dando porque la crítica no ayuda. Construye una imagen que no tiene nada que ver con lo artístico, entonces la gente no puede valorarla. La pregunta sería: si no la pagara el Instituto de Cine ¿harías esa película? Porque se pueden conciliar los dos puntos, o acaso lo único que puede llevar gente es una película con Francella. Una cosa hay que aclarar, de todos modos: sin un Instituto, no hay cine argentino.
Palabras más,
palabras menos
“El cine es un hecho cultural y económico, y por tanto político. En 1919 el presidente Wilson de EE.UU. estableció que Hollywood formaba parte de la política exterior norteamericana. El cine sería el punto de entrada del ‘American way of life’”.

Egresado de Comunicación Social en Paraná y del Enerc (Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica), especializado en sonido. Jurado del Premio Escenario en Medios Audiovisuales. Fanático y especialista del séptimo arte, Julio Artucio posó para La Isla y habló de su pasión: un cuadrito rectangular y vívido llamado cine.

2 comentarios:

  1. ¡Que interesante este texto!.
    Cuantas verdades que dice.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Si, da gusto escucharlo hablar y siempre ha sido generoso a la hora de compartir sus conocimientos. Para mí es un talento desperdiciado, pero bueno, el eligió la docencia de cine, y promover esos proyectos en las provincias para sacar el talento de los jóvenes, y la verdad eso lo hace mejor persona aún. Un beso Jade, cuando vengas a la city te lo presento.

    ResponderEliminar